Yordanis, con sus conocimientos e inventiva, logró alargar la vida útil de la pulidora manualen la UEB Tomás Álvarez Breto / Foto: Otoniel Márquez
A casi dos años de concluir su servicio social, nadie quiere que Yordanis González Hernández se vaya de la UEB Tomás Álvarez Breto en Artemisa. En enero se incorporó a la industria con el título de ingeniero mecánico, expedido por la Universidad de Pinar del Río Hermanos Saíz, y ya en junio resolvía uno de los conflictos de mayor data en Baldosa.
“Detecté el desgaste del sistema de transmisión de la pulidora manual, debido al largo período de uso. Decidí cambiarlo e implementar un mecanismo de trabajo mediante correas, nuevo poleador y correderas. La invención admite cualquier número de correa disponible en almacén”, explica el profesional.
Puede que al principio la idea haya asombrado a los veteranos; sin embargo, el mecánico Orestes Rodríguez Castellanos lo siguió en el empeño, pues “la habíamos reparado en varias ocasiones y volvía a romperse. Fue necesario transformar la posición horizontal del motor. Él hizo los cálculos y diseñó las piezas que debían hacerse en el torno. Me encargué de montarlas de acuerdo con lo previsto, y ahí está el resultado”.
Ahora Roberto González Crespo, operario de la pulidora, procura aprovechar el tiempo al máximo, mientras haya fluido eléctrico, hasta completar unos 40 metros cuadrados (m²) de baldosas en cada jornada de trabajo. “Antes se rompía casi siempre al llegar a los 15 m²; debía parar y llamar al ingeniero”, comenta.
Los innovadores obtuvieron mención en el Fórum de Ciencia y Técnica de la Empresa de Materiales de la Construcción, un estímulo al talento y la incesante búsqueda de alternativas. En las actuales condiciones, esta pulidora agiliza la venta de elementos de piso y perfecciona la calidad, al dejar de partirlos; aunque solo disponen de dos de las 12 piedras con las que se puede lograr un acabado perfecto.
Además, González Hernández precisó las adaptaciones realizadas a la máquina de bloques en el primer trimestre del año, a partir de la fusión de componentes de dos tecnologías: española e italiana. “Tomamos las guías, el armazón y el sistema de prensado central de la anterior, además de acomodar los moldes a la nueva estructura. Recuperamos dos torbas de áridos muy deterioradas, el vibrador, las esteras, las paletas y la mezcladora de la planta, esta última con paños metálicos interiores”.
“El cambio quedó genial”, asegura Roberto Cala Velázquez, operador del montacargas y trabajador desde 2007. “Hacemos cerca de 4 000 bloques diarios, que pudieran llegar a 6 000, de disponer de tableros suficientes. Igualmente, la mejoría se aprecia en la terminación”, con menos del cinco por ciento de producto de segunda.
La falta de tableros obliga a acelerar la fragua de los bloques (estimada en cuatro días), una situación que conspira contra la resistencia y durabilidad.
Mientras, los del movimiento de innovadores continúan consagrados a la solución de las deficiencias. Leonardo Díaz Fernández no es de los que se dedican solo a su oficio. Lo conocen como electricista, operador de la máquina de bloques, y todo lo que sea necesario. Laboró “en el montaje eléctrico y de los componentes de encendido y apagado del motor de la pulidora, en los cambios del dosificador de la máquina de mosaicos, a fin de obtener la mezcla adecuada”, y participó de la metamorfosis de la bloqueraPoyots.
Ambos empeños ayudarán de seguro a recuperar los planes más atrasados de UEB, dedicadatambién a la fabricación de cemento mortero, losas de terrazo, hexagonales y mosaicos.
Este cinco de diciembre, cuando festejamos en Cuba el día del constructor, en honor a Armando Mestre Martínez, asaltante al Moncada, expedicionario del Granma y héroe del combate de Alegría de Pío, Díaz Fernández recibió la condición Constructor Insignia que entrega el Sindicato Nacional a quienes descollan por su quehacer en el sector, al igual que Joselín de la Torre Izaguirre, dos de los cinco reconocidos en el territorio.
Quienes edifican sueños en Artemisa arriban a la fecha con otro regocijo: el de contribuir a la recuperación de las afectaciones del huracán Ian. Del primero de octubre al 30 de noviembre, la Tomás Álvarez Breto destinó más de 46 000 bloques a resarcir los daños en la provincia; la mayoría hacia Bahía Honda, San Cristóbal y Candelaria (26 380), donde se ensañó la fuerza del desastre natural, dijo Aymaray Moreno Porra, especialista principal en Economía.
Asimismo, han enviado unos 5 700 m² de mosaicos a Guanajay, Caimito, Artemisa, Mariel y San Cristóbal. Tanto tesón y sencillez convida al homenaje cotidiano, porque Revolución también significa construir y levantar los sólidos cimientos de la Patria.
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